Friday, December 17, 2010

Hice un edificio. A nivel de suelo un pan integral de caja, en el primer piso mantequilla dulce de la Bretaña, segundo piso una rebanada de queso holandés leader price y en el penthouse una rebanada de jamón serrano traído de Madrid por una querida amiga que sufre frecuentes achaques de identidad asesina. A un lado, sin moverse, una piedra de galleta Pepperidge Farm de chocolate negro muy negro, conseguida ayer a media noche en casa del árabe antes de quedarme sola con la música,sola frente al ordenador. Un té de flor de jazmín le llovía al escenario creado arriba. Quería escuchar a Django, a Marie o al menos a Caribou pero el ruido de la lavadora era mucho más fuerte, le encanta destacarse en el ambiente recordando su edad, los deberes, que no debo comprar más ropa de lavado delicado y que para todo existe un proceso detrás.
El origen del mundo de Gustave Courbet es una de las obras más visitadas en el Museo de Orsay pero ciertamente no la protagonista, ahora que la han instalado en el Louvre para la exposición temática les visages et les corps de Patrice Chéreau ha causado un gran impacto. He visto todo tipo de expresiones e incluso quienes se toman foto a un lado como en la torre. A mi me causa una ligera incomodidad, no puedo decir que me desagrada, pero tampoco me gusta mirarla fijamente por largo rato.

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