El lujo de la semana: una sandía y los refrigeradores...

Preparé el super semanal aunque por lo que compré es muy probable que nos dure un poco más de tiempo. La temporada de ventas privadas, el examen final, el examen oral, el Roland-Garros, el calor, la lluvia y mis vacaciones me tienen un poco entorpecida. Quiero hacer todo y no logro nada. Esta mañana Emilio se fue a Ginebra, de ahí partirá a Medio Oriente por dos meses empezando por Egipto. A las cinco y media de la mañana comenzó a sonar su alarma. Tras una batalla contra la almohada, logró prepararse y salir "como todo un viajero"(frase que repitió una 30 veces en 3 días) a tomar su velib. Quisiera haber podido abrir más los ojos y despedirme como se debe y tal vez darle un lonche o algo que lo acompañara hasta Paris Bercy. Voy a extrañar un poco platicar de bellezas, de corderos,de películas, de monjes y de enamoramientos pasajeros alrededor de un buen whiskey y platos de pastas chinas enormes.

Este fin de semana comenzaremos a celebrar el cumpleaños de Hunken, bueno al menos yo comenzaré. Daremos un tour por todos los museos, por milésima vez, para aprovechar sus últimos días de tarifas reducidas. Yo tengo planeado llevarlo a los refrigeradores del 13, actualmente y ya desde hace muchos años convertidos en ateliers de pintura, fotografía y escultura del momento. Es la única temporada del año que los abren al público acompañados de conciertos de jazz y pinot noir. Creo realmente que es uno de los espacios mas misteriosos de Paris. Hoy es el vernissage y me emociona un poco más que las filas de bon chic bon genre frente a guardias de seguridad dotados de musculatura explícita que aguardan las puertas de las ventas privadas.

Objetivo semanal: abandonar el brioche con café por las mañanas. Más té, menos pan.

«Pour faire beau, l'argent ne suffit pas. Il y faut du goût, de l'elan, du génie.«

Cuando escribí la última vez, comenzaba un viaje que no pensé sería tan largo. Es dificil ahora no querer vomitar todo lo que he visto y sentido en los últimos meses. De todo aquello, lo único que creo poder escribir es la frase que encabeza el post en este blog que a causa de lastimar tanto con su recuerdo diario, decidí abandonar por un rato justo hasta que volviera a convertirse en un placer. Escuchaba cut in the brakes, tiene ese ritmo ochentero que me hace querer bailar, romancear, fiestar... mientras pensaba en que regalar de cumpleaños a Ana María, mi mamá. No esta de más decir que es la persona con el gusto más impecable que conozco y al mismo tiempo el más impredecible. Quería que fuera un brazalete, un foulard, una pintura... algo que sea arte pensé. Entonces me vinieron a la cabeza un millón de cosas... entre ellas el encabezado, volví a recordar que no sé que es el arte, no he encontrado una definición propia. ¿Cómo puedo regalar algo que no puedo definir? Algo que no entiendo.

Vuelvo a poner la canción,imprimo mis invitaciones para las ventas de MY LITTLE PARIS... je vais faire du lèche-vitrines, por primera vez, buscando algo, esperando también encontrarlo pronto.

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